domingo, 11 de octubre de 2015

Esperas

Uno de los 7 mudas (despilfarros) del mundo empresarial son las esperas. Esperas tanto de:
1.     Máquinas
2.     Piezas
3.     Personas.
Una fotocopiadora que no está trabajando a pleno rendimiento es muda. Porque dentro de poco se quedará obsoleta, ocupa espacio, necesita mantenimiento cada cierto tiempo, independientemente de si trabaja o no.
Una pieza que está pendiente de ser procesada también es muda. Ocupa espacio en la fábrica, puede sufrir un impacto y deteriorarse…
Una persona que está esperando por cualquier motivo también es muda.
Este es un mero ejemplo empresarial. Pero la filosofía lean es aplicable además a la gestión administrativa de ayuntamientos… 

Vamos a extrapolar este ejemplo a nuestra sociedad. Muchas personas están en paro, o sea, a la espera para trabajar. Esta persona no es productiva para sí mismo ni para la sociedad. Pero las consecuencias no terminan aquí. Además de no trabajar y no tener ingresos tampoco puede cotizar o pagar impuestos para las arcas del estado.

Por si no fuera poco hay otros costes para el estado que podemos catalogar de costes de oportunidad, pero no por ello menos importantes. Este tipo de personas corre un grave riesgo de caer en algún tipo de adicción, alcohol, drogas, tragaperras…
Posiblemente su autoestima se vea afectada negativamente, que esté mermada y necesite apoyo psicológico. Como consecuencia de las enfermedades psicosomáticas es posible que su salud también se vea mermada con el consiguiente sobrecoste para la seguridad social.
En definitiva estas personas son un coste elevado para la sociedad pero seguro que nadie se ha preocupado de cuantificar este. Preferimos ocultar la realidad.
El coste se traducirá en Santidad, cursos, delincuencia, economía sumergida… 

Realmente es una lástima invertir tanto en desarrollar personas, formarlas y luego no aprovecharlas para revertir este beneficio a la sociedad. Realmente creo que todo tipo de personas tienen mucho que aportar a esta sociedad en mayor o menor medida.
¿Da mucho que pensar, verdad?